Localidad: Villafranca Montes de Oca
La ermita de Nuestra Señora de Oca se encuentra aguas arriba de la localidad de Villafranca.
En Oca, los romanos pudieron utilizar dos emplazamientos en altura ocupados ya en la Edad del Hierro y que también pudieron ser lugares estratégicos en la Edad Media. Se trata de los denominados castro de Somoro y castro de la Pedrera. El primero se sitúa en la margen derecha del desfiladero del Oca, entre Villafranca y el despoblado de Alba, en sendos emplazamientos en altura a unos 1.104 y 1.096 metros respectivamente. Los dos presentan excelentes condiciones defensivas, sobre todo el de la Pedrera, que se sitúa en un cerro muy destacado aislado por fuertes pendientes. Parece ser que estuvo circunvalado por una muralla. Quedan restos de diferentes estructuras y entalles en la roca y evidencias de cinco torres en el flanco occidental y de otra en el flanco oriental. Algunos autores dicen que aquí pudo estar situada la ciudad autrigona de Auca.
Origen tardorromano como recinto militar puede tener el lugar denominado la Torre, situada a una altura similar a los anteriores en un crestón calizo sobre el despoblado de Alba, con acceso muy difícil, incluso imposible por algunas zonas. Se han documentado restos de muro de mampostería de caliza y arenisca de 10 metros de largo por 3 de ancho, que pudo pertenecer a una torre, así como restos de ladrillo macizo y un aljibe de unos 6 metros de profundidad con sus paredes reforzadas con sillares. También se han localizado otros restos romanos, en este caso de villae o asentamientos rurales en la vega del río Oca, concrétamente en los términos de Vega Bajera y Carcavilla. En el primero lo que se ha hallado han sido restos constructivos como teja curva, sillares de arenisca, un fuste de columna, etcétera. Respecto al segundo tal vez lo más interesante sea que también hay restos más antiguos, posiblemente calcolíticos, consistentes en fragmentos de cerámica a mano.
Villafranca fue siempre un lugar de cruce de caminos desde la Antigüedad y Alta Edad Media hasta tiempos modernos, a lo que se sumará, superponíendose, la ruta jacobea que realzará más si cabe la larga historia caminera precedente. Otro dato que debemos tener en cuenta es que fue sede episcopal desde tiempos visigodos. Uno de sus obispos, Asterio, asistió a uno de los concilios de Toledo, pues figura en las actas conciliares como obispo de Oca. Tampoco deberemos olvidar la leyenda que nos cuenta que el primer obispo de la diócesis aucense, San Indalecio, está enterrado en una de las fuentes que brotan donde se ubica la actual ermita de Nuestra Señora de Oca. El traslado de la sede episcopal de Auca a Gamonal y, posteriormente a Burgos en el año 1075, hará que a partir de ese momento se pierda el complejo episcopal, del que no hay acuerdo sobre el lugar que ocupó.